La discriminación contra las personas mayores de 65 años es un problema real en México. El etarismo tiene que ver con la falsa creencia de que los ancianos son una carga para su familia y la sociedad. Los ancianos son personas que tuvieron una participación activa en el desarrollo de la comunidad que habitan y merecen un tratamiento acorde a sus condiciones. La escasez de oportunidades laborales y programas de salud pública son la verdadera carga y la raíz del problema. Muchas personas así dependen de los ingresos inestables que reciben de trabajos informales, precarios o mal pagados. Esto hace que sean económicamente dependientes de su entorno.