Los viajes siempre son buenos para intentar algo nuevo que nos llene de emoción y a conocer mejor nuestras habilidades. Hasta hace sólo unos pocos años me he sentido muy atraído por el excursionismo. Nunca pensé que mis largas caminatas a lo largo de las avenidas de la Ciudad de México, algún día se volverían una gran afición, recorriendo y fotografiando la naturaleza. El día de ayer visité una de las cascadas más pintorescas y fotogénicas del norte de Utah. Cae en dos niveles y mide más de 200 pies de altura. El sendero de ida y vuelta es de unas 3.6 millas. Es una caminata moderada a través de un hermoso bosque en el lado éste del monte Timpanogos. Muchos preferirían hacer este recorrido en la primavera, pero para mi la experiencia de apreciar la nieve adornando las montañas, los árboles, la cascada congelada y tener la suerte de tener un cielo parcialmente despejado para fotografiarlo todo, ha sido incomparable! Nunca antes había usado raquetas de nieve para caminar y me pareció lo más divertido y práctico para hacer de esta experiencia algo realmente inolvidable.